El festival sale a la calle y se instala en bares de la ciudad con recitales gratuitos y de proximidad. Artistas locales acercan cantes y guitarras a nuevos públicos en un ambiente vivo y cercano. Cultura en territorio, para que el flamenco encuentre a quien quizá aún no lo estaba buscando y a quienes no tienen la posibilidad de acceder a él.